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Soy de las que opino que no me vas a entender por lo que digo, sino por lo que callo. Por ello que no llore no quiere decir que no me duela, que no lo diga no quiere decir que no lo sienta, y que no lo demuestre no quiere decir que no me importe. Qué distinto sería todo si nos planteasemos ser en lugar de finjir. Quizá es verdad que no basta con tener sueños e ilusiones, pero sin ellos no hay camino. Quizá me gustaría que alguien se diese cuenta que los puntos suspensivos tienen mucho que decirnos. Y quizá tenga razón al pensar que siempre hay un poco de locura en el amor, pero siempre hay un poco de razón en la locura. Y matizo el quizá porque vivimos en un mundo relativo, en el que lo que para mi es blanco, para ti puede ser negro, y es igual de respetable. Pero me atrevo a afirmar que no hay fin cuando infinito es un sentimiento.